Las epifanías son como una ruleta rusa de sensaciones. El equilibrio vigil/onírico salta por los aires y en las cosas prosaicas de la vida material atisbas las maravillas a la que estoy destinado. ¿Autoengaño? Acaso sí, pero lo que tengo claro es que luchare conmigo mismo en fraticida combate para que mi yo y mi nueva επιφάνεια renovábitur no decaiga y la noche se llene de estrellas, que bien podrían ser pezones iridiscentes de los que surten los hechizos y la magia que me nutren.
El deseo de desear ha sido cumplido, ahora toca que el deseo que deseo se cumpla.
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El deseo de desear ha sido cumplido, ahora toca que el deseo que deseo se cumpla.
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